De primera mano, dropshipping suena a algo técnico y abstracto, aunque la realidad es que es la posibilidad más fácil de vender productos sin tener un almacén o tu propia producción. No necesitas ni tu propio inventario ni hacerte cargo de la logística.
Con una tienda dropshipping propia, pides los artículos al proveedor y los vendes a tus clientes. Ni el almacenaje ni el envío ni la entrega corren por tu cuenta, sino a través de una empresa de logística ligada a tu tienda o a través del propio proveedor. Es decir, actúas simultáneamente como vendedor online e intermediario entre los clientes finales y los mayoristas o fabricantes.
Para poder empezar en el mundo del dropshippinig necesitas por norma general una tienda online que unir a Instagram, una cuenta con el proveedor, así como el fabricante y un negocio registrado. Los proveedores los encuentras, por ejemplo, en bancos de datos de proveedores y en mercados mayoristas como DHgate, AliExpress o BigBuy.