Cumplir con los requisitos legales de las tiendas online parece, en plena pandemia, más importante que nunca. No en vano, es el comercio electrónico el primer beneficiario a simple vista de las estrictas limitaciones impuestas en la vida pública, que también están dejando claras huellas en el comercio físico.
Tanto las grandes plataformas de venta por Internet, como Amazon o eBay, como muchas otras tiendas online, han salido victoriosas de la crisis durante este año marcado por la crisis sanitaria derivada de la expansión del coronavirus en todo el mundo. En cambio, las tiendas cuyo negocio principal es la ropa y los productos de lujo (coches, relojes, etc.) tuvieron que hacer frente a importantes pérdidas, especialmente a principios de año. De forma nada sorprendente, también los sectores del turismo y los eventos se vieron afectados por esta limitación del consumo, un problema que ha crecido hasta convertirse en una situación que amenaza la misma supervivencia de tiendas más pequeñas especializadas en este tipo de producto.
Un papel no menos importante lo han tenido las restricciones que han afectado a la logística, ya que las cadenas de producción y entrega no siempre han podido garantizar su buen funcionamiento, lo que ha tenido como consecuencia directa el disgusto de aquellos clientes que tardaron más de lo esperado en recibir una mercancía por la que ya habían pagado. Las tiendas que basan su estrategia comercial en el dropshipping, es decir, las que no gestionan un almacén propio, podrían, en el peor de los casos, ver peligrar los cimientos de su negocio.