En tiempos de digitalización, las empresas del sector público y de la economía de libre mercado han de prestar atención a dos reglas básicas para garantizar la seguridad de datos:
- La infraestructura informática debe ser siempre segura, flexible y moderna.
- La soberanía de los datos de clientes, usuarios y empresas debe estar garantizada.
Solo con las precauciones de seguridad y normas contractuales correspondientes, las empresas podrán proteger los secretos de empresa y procesar datos respetando las leyes de protección de datos de la Unión Europea. Las empresas deben saber siempre cómo tratan los datos los proveedores de servicios terceros y qué derechos de usuario tienen. Como en el ámbito de la soberanía de los datos también hay imprecisiones legales y zonas grises, debería regularse por contrato qué ocurre con los datos y cómo se almacenan, procesan y transfieren.
Un breve ejemplo:
Si una empresa de producción quiere aumentar su propio rendimiento, puede recurrir a la nube y los servicios web de un Managed Service Provider. Este proveedor podría, mediante un análisis de datos, realizar previsiones sobre las tareas de mantenimiento y determinar el potencial de optimización de la empresa.
Aunque en este caso la empresa contratada deba tener la soberanía de los datos, no implica que obligatoriamente deba tener también acceso a los análisis completos de la empresa contratante. Si no se especifica nada más por contrato, parte de los datos podrían reutilizarse o venderse a terceros. Aquí, la falta de data sovereignty implica un riesgo de seguridad y una desventaja competitiva para las empresas.