Tanto la frecuencia de ciclos como el número de núcleos influyen en el rendimiento de una CPU, pero ¿cuál de los dos es más relevante? Desafortunadamente, no hay una respuesta clara a esta pregunta, dado que no solo depende de la aplicación, sino también del procesador.
Los procesadores modernos suelen ser más eficientes a la hora de procesar los comandos y, por tanto, pueden ofrecer el mismo rendimiento con una frecuencia de ciclos más baja que los procesadores más antiguos con una frecuencia más alta. Además, los procesadores modernos suelen ofrecer la posibilidad de multithreading o hyperthreading, de modo que se pueden ejecutar varios hilos en paralelo en un núcleo.
Si ejecutas aplicaciones en tu ordenador que funcionan con mayor eficacia cuando hay varios núcleos o paralelización, se recomienda elegir un procesador con un número elevado de núcleos para distribuir el uso de la CPU lo mejor posible. Estas aplicaciones son, por ejemplo, el uso de máquinas virtuales o rendering. Esto se debe a que la carga de trabajo de estos programas puede distribuirse muy bien.
En cambio, si utilizas tu ordenador principalmente para aplicaciones que no pueden distribuir tan bien su carga de trabajo, como por ejemplo los videojuegos, la frecuencia de ciclos sería el factor relevante.
Los procesadores modernos suelen distribuir de manera inteligente la carga de trabajo entre los núcleos de la CPU. Si existe la posibilidad de distribuir eficazmente la carga de trabajo actual entre varios núcleos, se lleva cabo y se utilizan todos los núcleos disponibles. Y como resultado, los núcleos individuales funcionan a una frecuencia de ciclos más baja. Sin embargo, si el uso de varios núcleos no tiene sentido o es innecesario, se aumenta la frecuencia de ciclos de los respectivos núcleos utilizados.