Los elementos básicos de la BIOS apenas han cambiado desde la década de 1980, por lo que esta presenta cada vez más limitaciones frente a los requisitos del hardware moderno. No obstante, hay tecnologías sucesoras que llevan mucho tiempo desarrollándose. La EFI (del inglés Extensible Firmware Interface) se creó en la década de 1990. Desde 2005, se utiliza un desarrollo de esta tecnología, bautizado como Unified Extensible Firmware Interface. Desde la década de 2010, la UEFI se ha establecido como el estándar en los ordenadores de 64 bits y ofrece más y mejores funciones, siendo además más cómoda de utilizar que la BIOS original.
La UEFI cuenta con una interfaz gráfica de usuario, se puede utilizar con el ratón o el teclado y puede acceder a los componentes de red e Internet incluso sin iniciar el sistema operativo. Una de las características que más la diferencian de la BIOS es que la UEFI utiliza un gestor de arranque seguro (en inglés, secure bootloader), es decir, que evita que se inicien sistemas operativos no autorizados y software no deseado y, por lo tanto, aumenta la protección contra los ataques cibernéticos.