Para analizar los cambios que supone la Web3 para los usuarios, hay que distinguir entre el fronted y el backend. A primera vista, los usuarios apenas percibirán cambios, pues esta nueva tecnología no va a tener prácticamente ningún impacto en el frontend de los sitios web. Sin embargo, lo que ocurre por detrás, es decir, en el backend, cambia radicalmente con la Web3. Los servidores centralizados ya no serán responsables de proveer páginas y aplicaciones web. En su lugar, en el centro del provisionamiento se encontrarían los proveedores basados en blockchain.
Con esta última generación de Internet, los usuarios tienen un control mayor sobre sus datos. Solo ellos pueden decidir cuáles se ingresan en el blockchain. De este modo, ya no existirían los grandes grupos de datos como se conocen en la actualidad (como los que actualmente mantienen Meta o Google). El poder de las empresas tecnológicas sería menor, lo que se traduce en mayor flexibilidad para los usuarios. Por ejemplo, ya no tendrían que depender de proveedores de servicios de pago externos (también conocidos como Trusted Third Party), pues las transacciones se validarían directamente en el blockchain.
También es posible la activación de mercados completamente nuevos. En el pasado más reciente, por ejemplo, el mercado de los NFT ha sido testigo de un verdadero boom. Los NFT son los tokens no fungibles, esto es, certificados de autenticidad para bienes virtuales únicos: obras de arte digitales o items de videojuegos únicos almacenados en blockchain.
Además, en la Web3 hay ciertos dominios que están ganando popularidad, como es el caso de los dominios blockchain. Existen numerosas extensiones de dominio Web3, como .bitcoin o .crypto. Para los dominios NFT también existe la extensión .nft.
Frente a los dominios convencionales, los dominios basados en blockhain cuentan con una serie de ventajas. Por un lado, en el registro se presume de mayor anonimato. Por otro, la administración del dominio es descentralizada, como es habitual en blockchain, lo que reduce el riesgo de un “Single Point of Failure”. Asimismo, es posible comprar dominios de forma permanente, lo que evita los costes continuos asociados a los dominios convencionales. Los precios de adquisición de los dominios blockchain oscilan entre los 40 y los 80 dólares estadounidenses. Con todo, hay que tener en cuenta una desventaja importante: los navegadores convencionales de la Web 2.0 todavía no pueden procesar las extensiones de dominio de la Web3.