Ya al crear un documento PDF, lo ideal es mantenerlo lo más pequeño posible. La regla es simple: menos información significa un tamaño de archivo más pequeño. Las fotos deberían comprimirse antes. Para hacerlo de manera eficaz se pueden usar programas de procesamiento de imágenes como Photoshop o Gimp.
El factor más importante (además de las dimensiones y la profundidad del color) es la resolución de la imagen, que se especifica con la unidad dpi (puntos por pulgada). Reducir la resolución de 600 a 300 dpi disminuye significativamente el tamaño de un PDF de aproximadamente 4,55 megabytes a 2,68 megabytes. Al elegir la resolución correcta, siempre debes tener en cuenta el propósito para el que se ha creado el archivo PDF. Si solo debe leerse en la pantalla de un ordenador, de 72 a 96 dpi es suficiente. Para una impresión o una presentación no se debería reducir por debajo de 150 dpi –300 dpi sería óptimo.
Si ya tienes un PDF terminado o no eres el creador del archivo, tendrás que realizar una compresión posterior si deseas que el tamaño del archivo sea más pequeño. Sin embargo, este suele ser el peor método, ya que una reducción posterior de la resolución siempre va en detrimento de la calidad de la imagen, incluso si la pérdida de información de la imagen puede limitarse hasta el punto de conseguir un buen resultado. Existen varias herramientas para la compresión posterior, que presentaremos y explicaremos brevemente a continuación.