Evaluar a tu jefe puede representar tanto una oportunidad como un riesgo. Como empleado, es crucial prestar especial atención a la redacción porque, incluso si escribes de forma anónima, existe el riesgo de que se te identifique por ciertos detalles. Por otro lado, también es fácil caer en una falsificación subjetiva de las impresiones, puesto que, en el caso de una gran insatisfacción o ante la perspectiva de una prima, es fácil tender a exagerar en la valoración. Por eso, en el momento de escribir una reseña, hay que pensar primero en su beneficio para el lector: ¿tu contribución les ayuda a hacerse una idea realista de la empresa y el puesto de trabajo? Si es demasiado emocional, es posible que se desdeñe como poco fiable o injusta, ya que dificulta formarse una opinión propia.
Sea positiva o negativa, una opinión gana peso si es honesta y objetiva. Solo si está basada en hechos puede contribuir a mejorar las condiciones de trabajo y servir de orientación para los futuros candidatos. Y si estás satisfecho con la gerencia de tu puesto de trabajo, también vale la pena reseñarlo, porque una imagen positiva de la empresa asegura aplicaciones de mayor calidad y esto puede contribuir a largo plazo a mejorar el clima laboral y, en última instancia, el rendimiento de la empresa.