En realidad, estos datos transmitidos de manera automática carecen a menudo de valor informativo. En concreto las direcciones IP, cuyo almacenamiento resulta problemático por motivos jurídicos, y los puertos TCP utilizados, no pueden ser considerados fundamentales para las huellas digitales por dos motivos:
1. Asignación dinámica de direcciones: al conectarse a Internet, el usuario no obtiene una dirección IP permanente y duradera de su proveedor de acceso, sino que cada vez recibe una nueva IP dinámica de la gama de direcciones IP disponibles. Una dirección IP concreta solo puede asignarse a un dispositivo durante un período de tiempo determinado y el momento exacto en el que el dispositivo obtiene una nueva dirección de Internet solo lo conocen el usuario y el proveedor.
2. Netzwork Address Translation (NAT): todavía resulta más difícil cuando entra en juego la traducción de direcciones de red o NAT. Este procedimiento se utiliza para conectar varios terminales con una misma dirección IP pública con Internet, de modo que los usuarios comparten dicha dirección IP. Esta es la modalidad que utilizan, por ejemplo, los routers que unifican varios hogares en una misma red de área local, pero también por proveedores, que con esta técnica controlan el sector de la telefonía móvil. Así, suele suceder que en los dispositivos móviles dos usuarios diferentes compartan la misma dirección IP.
Ambas técnicas de asignación de direcciones se derivan, sobre todo, de la escasez de direcciones IPv4 disponibles. Debido a que se prevé que el sucesor IPv6 solucione este problema en los próximos años, es necesario esperar a ver hasta qué punto se utilizarán las direcciones dinámicas y la NAT en el futuro.
Los puertos TCP, que utilizan un cliente para la comunicación con el servidor, no resultan tan idóneos como mecanismo de reconocimiento de dispositivos. Mientras que el número del puerto de origen se genera de forma aleatoria para cada solicitud, los números de puerto estándares fijos están destinados a los servicios en la red, por lo que todos los clientes utilizan el mismo puerto de destino. Para las solicitudes HTTP a un servidor web se usa, por ejemplo, el puerto TCP 80.