Las redirecciones tienen como función principal notificar a los servidores que el contenido de una página web se ha trasladado de una URL a otra. Esto es fundamental si la dirección original recibe enlaces entrantes, si ha sido marcada como favorita en el navegador de un visitante o si cuenta con una posición destacada en los resultados de los motores de búsqueda. Así, al redireccionar una web se le está informando al navegador web o al crawler que el contenido buscado ha sido trasladado, redireccionándolo automáticamente a la nueva URL. De no ser así, los visitantes de la página web se encontarian con el mensaje genérico de error 404, que debe ser evitado, especialmente, por portales de comercio online.
La mayoría de tiendas online ofrecen una gama de productos muy amplia y que cambia regularmente, lo que se refleja en una gran cantidad de páginas web individuales. Así, cuando un artículo no está disponible, los clientes potenciales son simplemente redirigidos a una nueva subpágina con productos similares. Mediante la redirección eficiente de los flujos de visitantes, todo proyecto web está minimizando significativamente la tasa de rebote. Redireccionar una página web permite poner a disposición el mismo contenido web en diferentes URL, redirigiendo todas las direcciones alternativas al dominio deseado.