Las cintas magnéticas son un medio muy antiguo para almacenar datos que data de la era de los primeros ordenadores. Si bien, en general, ya se han convertido más bien en una antigüedad, en el ámbito de la seguridad de los datos aún son utilizadas por empresas y negocios. Estas cintas pueden almacenarse fácilmente y, sobre todo, con un bajo coste. Su capacidad de almacenamiento tampoco está nada mal: con el nuevo estándar LTO-8, este se duplica y llega hasta los 12,8 terabytes por casete. Con ello, superan con creces la capacidad de almacenamiento de los soportes ópticos y de los discos duros más comunes del mercado. Además, son regrabables.
Las cintas magnéticas requieren, sin embargo, unidades de cinta o pletinas de casete especiales. Además, necesitan mucho tiempo para leer y restaurar ciertos datos y son mucho más lentas que los discos duros, por ejemplo. Estos últimos permiten un acceso aleatorio o random access (es decir, directo al dato que se desee) de forma rápida. Las cintas, en cambio, han de colocarse en la pletina o lector y rebobinarse hasta el punto en cuestión, lo cual lleva mucho tiempo.Tampoco pueden descartarse fallos mecánicos en los dispositivos lectores o en los casetes.
Para guardar copias secundarias de archivos muy sensibles en el ámbito profesional, las cintas magnéticas con una muy buena opción. Teniendo en cuenta las limitaciones de su disponibilidad, sin embargo, no se puede esperar poder acceder a los backups constantemente ni con flexibilidad. Este inconveniente es, a la vez, una ventaja: en las bandas magnéticas, los linear backups y los backupsen frío, con su difícil acceso, garantizan la máxima seguridad contra hackers y virus.