La escalabilidad es la expresión del hecho de que la red se adapte a requisitos de rendimiento fluctuantes. Los servidores de hyperscale son sistemas pequeños y sencillos que se adaptan con precisión a un propósito concreto. Para lograr la escalabilidad, se conectan en red horizontalmente. En este caso, horizontal describe el procedimiento de ir añadiendo capacidades de servidor adicionales para aumentar el rendimiento de un sistema informático. En el uso internacional, esto también se conoce como scale-out.
El método opuesto, el de la escalabilidad vertical (scale-up), describe la expansión de un sistema local existente. Para esto, se actualiza el sistema informático mejorando su hardware, es decir, añadiendo una memoria principal más grande, una CPU más rápida, discos duros más potentes o tarjetas gráficas más rápidas. En la práctica, antes de la escalada horizontal, se suele primero actualizar la tecnología in situ, hasta los límites de lo técnica o económicamente factible. A continuación, casi siempre se debe dar el paso al hyperscale.