El inicio automático es una función de los sistemas operativos (también de Windows 7) con la que es posible cargar determinados programas ya en el arranque. Al margen de las aplicaciones que el sistema necesita para funcionar correctamente, también se incluyen entre estos aquellos que el usuario siempre utiliza. Algunos ejemplos serían un programa de gestión de correo electrónico, el antivirus o cualquier software que necesites para el trabajo. En lugar de abrir estos programas cada día de forma manual, Windows los carga directamente al arrancar. No obstante, esta acción ralentiza ligeramente el proceso de arranque, por lo que solo se deberían incluir programas realmente útiles en esta selección.
En ocasiones hay programas que se inscriben por su cuenta en el inicio automático. Si en tu ordenador o portátil se ha instalado software malicioso, es muy probable que encuentres estos programas en la carpeta de inicio automático. El software dañino arranca junto con el sistema operativo para después seguir funcionando en un segundo plano de manera oculta. Por ello, es muy importante prestar atención a los programas que forman parte de los programas de inicio, cuyos accesos directos se encuentran en una carpeta específica. Si sabes cómo acceder a la carpeta de inicio, puedes optimizar tus programas de arranque automático.