Nuestra sociedad ha relegado una parte importante de la vida cotidiana a Internet. Para muchos, la comunicación y la obtención de información tienen lugar casi exclusivamente en la red. El hilo de noticias de Facebook hace las veces de revista de actualidad; Google, de enciclopedia universal, y aplicaciones como Messenger, WhatsApp o Skype sirven para comunicarse con amigos, compañeros de trabajo o la propia familia. Hoy encontramos casi todo lo que buscamos online y esto es algo que también saben las grandes compañías. Google, Facebook, Netflix o Instagram son conscientes de la importancia de su servicio para la sociedad, por ello trabajan constantemente en sus algoritmos para hacerlos cada vez más personalizados y amigables, de tal modo que solo nos muestran la información que creen que es relevante para nosotros.
Nada que no sepamos. Las grandes compañías de Internet recolectan datos sobre el comportamiento de los usuarios en sus plataformas prometiendo así ajustar aún más la experiencia en ellas a las preferencias de los usuarios, a menudo sin su intervención. Este afán recolector ya ha sido objeto de la crítica en el pasado reciente por parte de un gran número de expertos, sobre todo desde el punto de vista, muy importante, de la protección de los datos, y es que estas compañías recogen y analizan todo tipo de información privada de los usuarios, como el tiempo que pasan online, su domicilio o sus hobbies, información que estas empresas utilizan obviamente para sus propios intereses, puesto que con la publicidad personalizada Google y Facebook obtienen una gran parte de sus ingresos.
Estos datos, no obstante, también han de contribuir a diseñar la oferta al gusto de cada usuario, es decir, que no solo se personaliza la publicidad sino también la oferta informativa. En consecuencia, los servicios de noticias nos muestran las noticias, la información y las opiniones que se ajustan a nuestro perfil de usuario. Esto, que puede parecer positivo al principio, ya que evita que el hilo de noticias rebose de cosas que no nos interesan, que las publicaciones más populares se llenen de comentarios que nadie lee y que nos veamos inmersos en debates inútiles, puede generar problemas posteriormente de los que solo nos daremos cuenta si nos preguntamos por los mecanismos que utilizan las redes sociales para filtrar la información.