Antes de que apareciese el token ring, ya había naturalmente redes de ordenadores. Dichas redes, como ARPANET, no estaban abiertas al público, sino que eran desarrolladas y utilizadas en su mayoría por ciertas instituciones para fines propios, de manera que no estaban estandarizadas. A principios de los 80, las empresas Procom, Apollo Computer y Proteon fueron las primeras en ofrecer redes token ring al gran público. A ellas se añadió posteriormente IBM, que lanzó al mercado un producto propio a mediados de la década.
Gracias a la propagación masiva de los ordenadores IBM, las redes token ring pudieron hacer su entrada triunfal, aunque comenzaron a decaer poco después. Y es que también la tecnología de Ethernet, desarrollada ya en los 70, empezó a ganar cada vez más popularidad en los 80, entre otras cosas, gracias al apoyo de Intel y Xerox. Finalmente, Ethernet ganó la batalla de las tecnologías mediante la introducción de cables coaxiales finos y económicos. IBM había puesto un precio tan alto a la licencia para utilizar el token ring, que resultaba imposible lanzar productos asequibles al mercado.
Mientras que, al principio, IBM aún intentó convencer al público de las ventajas del token ring, a finales de los 90 ya se había dado por vencida: aunque el IEEE había autorizado estándares con 100 Mbit/s y con 1000 Mbit/s, el primero se comercializó muy poco y con el segundo no consiguió lanzar al mercado ni un solo producto.