En la llamada Infrastructure as a Service, en castellano infraestructura como servicio y generalmente abreviada como IaaS, un proveedor alquila infraestructura informática y la ofrece como servicio en Internet. Para ello esta empresa cuenta, por norma general, con centros de datos propios, donde se aloja el hardware necesario para ello, ocupándose de su administración y su mantenimiento. De este modo, los proveedores de IaaS pueden garantizar a sus clientes el acceso a recursos de computación (procesador, memoria RAM, disco duro) y estructuras de red integradas (incluyendo cortafuegos, routers y sistemas de seguridad y backup) en función de sus necesidades. Los usuarios pueden, así, escoger libremente qué recursos necesitan, cuántos servidores, routers y cortafuegos y qué potencia han de tener los diferentes elementos de red.
Una vez alquilados, los recursos de IaaS pueden escalarse si es necesario verticalmente, en el caso de que la empresa quiera integrar un nuevo servidor, por ejemplo, o reducirse, si fuera menester reducir la potencia de cálculo. Por normal general, los proveedores permiten a los clientes pagar solo por los componentes que utilizan. Esta elevada flexibilidad se debe a que las ofertas de IaaS no dependen de un hardware dedicado, lo que permite un reparto óptimo entre todos los clientes de los recursos disponibles en los centros de datos del proveedor. Para poder garantizar la fiabilidad y la seguridad de su servicio a largo plazo, el proveedor también se ocupa del mantenimiento y la modernización del hardware en los centros de datos, así como de la instalación de los dispositivos y sistemas de seguridad necesarios, incluida también, la sustitución de las piezas defectuosas.