Aunque Kubernetes y Docker trabajan de maravilla juntos, cuando se trata de Swarm sí hay competencia. Docker funciona con ambas herramientas y puede incluso alternar entre ellas, pero Docker Swarm y Kubernetes no pueden combinarse, de forma que el usuario a menudo tiene que decidirse entre la más popular, Kubernetes, o la herramienta de Docker, Swarm.
La estructura de ambas es en principio muy similar, tan solo cambia el nombre de los distintos elementos. El objetivo de ambas aplicaciones también es idéntico: gestionar contenedores de forma eficiente y usar los recursos de la forma más económica mediante escalación inteligente.
Las ventajas de Swarm se hacen presentes en la instalación. Gracias a que la herramienta es parte de la familia Docker, el proceso transcurre sin dificultad. Mientras que, con Kubernetes, primero es necesario configurar la orquestación (lo cual sin embargo no es especialmente difícil), con Swarm ya está todo disponible. Ya que en la práctica casi siempre se trabaja por defecto con Docker, no hace falta familiarizarse con las particularidades de un programa nuevo.
Kubernetes, por su parte, puede presumir de interfaz gráfica de usuario (GUI) propia. El panel de control de la aplicación no solo ofrece una buena visión general de todos los aspectos del proyecto, sino que también permite realizar numerosas tareas. Con Docker Swarm, en cambio, esto solo puede conseguirse usando programas adicionales.
Otro punto fuerte de Kubernetes es el repertorio de funciones que ofrece. Mientras que Swarm requiere medios adicionales para monitorizar y hacer funcionar los logs (registros), en Kubernetes estas tareas han sido previstas y las funciones correspondientes están incluidas en el repertorio.
La principal utilidad de ambos es, sin embargo, la escalación y la garantía de disponibilidad. Docker Swarm tiene por lo general una mejor reputación en materia de escalación debido a la complejidad de Kubernetes, que conlleva ciertas dificultades. Esa misma complejidad, sin embargo, permite realizar mejores escalaciones automáticas con Kubernetes. Además, este tiene la gran ventaja de supervisar constantemente el estado de los contenedores para compensar enseguida cualquier fallo.
Por su parte, Swarm realiza un mejor balanceo de carga (load balancing): el reparto igualitario de la carga está garantizado con Swarm. Con Kubernetes, en cambio, hay que resignarse a un proceso más complejo: primero hay que transformar despliegues (deployments) en servicios para luego poder aprovechar el reparto de la carga.