Con el término sandbox, que en inglés significa literalmente caja de arena, se hace referencia a un entorno aislado y separado del resto del sistema operativo que cuenta con las mismas funciones que el sistema real de Windows. Cada vez que se utiliza, la sandbox funciona como un ordenador recién estrenado, sin aplicaciones ni programas instalados.
Este entorno virtual permite probar la instalación de programas de origen poco seguro. Con él, si resulta que el software es malicioso y contiene un virus, el sistema operativo real no se ve afectado. Una vez cerrada la función Windows Sandbox, todos los programas y datos que contuviese se eliminan automáticamente. Por eso, antes de instalar aplicaciones o programas en cuyo origen no se confía plenamente, vale la pena realizar una instalación de prueba en la sandbox y descartar así que se causen daños al sistema operativo.
Para utilizar Windows Sandbox, tu ordenador debe cumplir con los siguientes requisitos:
- Tener la versión Windows 10 Pro 18305 o una posterior
- Tener una versión del sistema de 64 bits
- Tener habilitada la virtualización en BIOS y disponer de una CPU adecuada
- 1 GB de espacio libre en disco, preferiblemente en una SSD
- Al menos 4 GB de espacio libre en la RAM, aunque se recomiendan 8 GB
- CPU de doble núcleo