Como acabamos de describir, los mismos medios de almacenamiento también cuentan con las mismas probabilidades de avería y error: los discos duros externos, por ejemplo, corren más riesgo de sufrir daños por una caída o un almacenamiento incorrecto, mientras que una nube no puede caerse al suelo, pero puede ser víctima de un hacker. Aunque esto último ocurra en muy pocas ocasiones, con dos tipos diferentes de soportes se reduce la probabilidad de fallo total simultáneo y, por tanto, de la pérdida de tus datos.
Por último: el 1 del término “regla backup 3-2-1” significa que debes externalizar una copia adicional de tus datos: así reduces significativamente el riesgo de avería, por ejemplo, debido a un incendio en el edificio donde se encuentran el disco duro externo y el almacenamiento NAS, ya que dos incendios u otros daños que sucedan de forma simultánea son prácticamente imposibles.