A los procesos estándar del sistema, ejecutados en segundo plano, se les suelen añadir los procesos que inicia el propio usuario, como las aplicaciones que utiliza. Por ejemplo, a menudo solemos tener abiertos un navegador con varias pestañas, un procesador de texto, una cuenta de correo electrónico, un programa de diseño gráfico y una plataforma para reproducir música. Estas aplicaciones generan su propio icono en la barra de tareas, que muestra claramente que se están ejecutando, aunque su efecto real en el rendimiento del ordenador no se puede ver a simple vista.
El administrador de tareas o task manager de Windows te ayuda a salir de dudas. Esta práctica herramienta presenta una lista de todas las aplicaciones que se ejecutan en un segundo plano y también ofrece información detallada sobre cada proceso. Si descubres que alguno no es necesario, puedes finalizarlo. Los datos más importantes que muestra el administrador de tareas son los siguientes:
- Uso de la CPU (del inglés central processing unit o unidad central de procesamiento, el procesador principal del ordenador) y la memoria RAM por parte de un proceso
- Uso del disco duro por parte de un proceso
- Carga de red que ocasiona un proceso
- Batería que consume un proceso
- Programas con inicio automático habilitado
Con esta información, puedes averiguar los programas que consumen muchos recursos y que no necesitas ni estás utilizando. En este caso, tienes la opción de finalizarlos o desinstalarlos definitivamente del ordenador desde el administrador de tareas de Windows.