Debido a la extrema expansión de dispositivos móviles con acceso a Internet, el hecho de que una página pueda abrirse y visualizarse correctamente con cualquier tipo de dispositivo (portátil, tableta, smartphone, etc.) es cada vez más importante. Anteriormente, lo más habitual era un layout estático, pero este tipo de diseño no responde a los diferentes tamaños de display del mercado, por lo que, en pantallas pequeñas como las de los móviles, el usuario solo puede ver un pequeño fragmento de la pantalla.
Un diseño adaptable resulta más flexible, ya que ofrece diferentes versiones para una misma página, por ejemplo, para smartphone, tablet o ordenador de mesa. Pero estos formatos solo aceptan los tamaños de pantalla más habituales y solo de ciertos modelos, por lo que, con frecuencia, se desperdicia espacio de pantalla al no poder adaptarse a todos los formatos posibles.
En cambio, el diseño responsivo o Responsive Web Design (RWD) es mucho más flexible, pues la construcción de la página se adapta siempre al tipo de pantalla que se use para visualizarla: se trata en este caso de un diseño con capacidad de reacción, de ahí su nombre, que saca el máximo partido del espacio disponible. Es así como se ha convertido en el estándar del actual diseño web.
Al contrario que el diseño estático, el diseño flexible o adaptable usa una estructura en malla variable, grid en inglés, que no solo se adapta automáticamente al formato de la pantalla, sino que pone siempre en un primer plano las informaciones más importantes y los elementos de navegación de una página, lo que repercute en la usabilidad de la página independientemente del dispositivo que se use.