Como Grunt y Gulp comparten una serie de características da la sensación de que no hay ninguna diferencia entre estas herramientas. Ambas poseen la licencia MIT, lo que quiere decir que son programas de código abierto puestos a disposición de los usuarios. Además, las dos se pueden manejar con una línea de comandos y disponen para ello de una interfaz que se instala con el software. Asimismo, con npm recurren al mismo gestor de paquetes y pueden automatizar un sinnúmero de tareas gracias al amplio directorio de plugins del que disponen. En caso de que no resultara de utilidad ninguna de las extensiones disponibles, ambas herramientas permiten programar la tarea que se quiere realizar, aunque su estructura exige que se disponga de conocimientos de JavaScript y Node.js.
Sin embargo, mientras Gulp recurre en primer lugar al módulo stream de Node.js, Grunt utiliza principalmente el módulo fs (file system), lo que supone una de las diferencias más notables entre ambas herramientas. Grunt está estrictamente orientada a los archivos, creándolos de forma temporal y local como resultado de las tareas ejecutadas. Por el contrario, Gulp lleva a cabo los procesos en la memoria principal y escribe directamente en los archivos, lo que proporciona una mayor velocidad al programa.
Otro rasgo de diferenciación es el concepto que rodea a cada una de las dos soluciones. La programación de Grunt dirige a los usuarios, porque ya se han definido muchas tareas que solo habría que configurar. Por el contrario, Gulp otorga una mayor libertad al programador, pues solo provee módulos individuales, lo que facilita la comprensión de los contextos y las relaciones pero a su vez exige un mayor esfuerzo. Cuanto mayor es el proyecto, más destacan los puntos fuertes de Gulp, motivo por el que supone para muchos la primera opción. Debido a su mayor simplicidad, Grunt tiene su razón de ser en proyectos más pequeños y manejables.