Con el paso del tiempo, los profesionales del marketing se han dado cuenta de que hay lugares que son mejores que la propia página web para establecer el contacto entre los bots conversacionales y los usuarios, como son las aplicaciones de chat o los servicios de mensajería. En este sentido, uno de los pioneros es Kik, un servicio de mensajería instantánea que cuenta con millones de usuarios en los Estados Unidos (según las encuestas, lo usan alrededor de un 40 % de los adolescentes) y en Asia. Recientemente, Kik ha hecho pública su plataforma de bots para empresas. En esta plataforma, las empresas pueden enviar chatbots propios para la comunicación con los usuarios. Los bots actúan, así, como representantes de las marcas y cuando un usuario hace alguna consulta, estos responden para dar consejos o información sobre los productos. Algunos chats de inteligencia artificial son incluso capaces de contar chistes o de simular conversaciones sencillas. Con el chatbot de la plataforma de vídeos Vine, los usuarios reciben recomendaciones que se adaptan a sus búsquedas, el bot del tiempo avisa si va a llover y otro da consejos de maquillaje.
Según datos facilitados por Kik, en la primera semana tras la activación de los chatbots, 1,5 millones de usuarios de una marca autorizaron el contacto. La intención fue dotar a las empresas "sin vida" de carácter. Entablando una conversación, los usuarios deben percibir a la marcacomo un amigo. Según su cometido, los bots conversacionaleshablan con ellos y les ofrecen información.
Por otro lado, este servicio ofrece a los profesionales del marketing posibilidades de manipular a los clientes sin que estos se den cuenta. Hasta ahora, los bots de Kik no han sido capaces de aprender por sí mismos, aunque está planeado. Un ejemplo negativo de este autoaprendizaje por parte de la comunidad lo brinda Microsoft.