Antes de la expansión de Internet, el software se comercializaba en medios de almacenamiento físicos como CD o disquetes, con los que se instalaban los programas para su posterior uso. Sin embargo, estos medios de almacenamiento a menudo se copiaban o se prestaban a los amigos y conocidos, lo que llevó a los proveedores de software a dotar de un número individual a cada copia vendida. De esta manera, el software solo podía utilizarse una vez introducida la clave del producto.
En la actualidad, la mayor parte del software se descarga, y la época en la que se imprimía la clave de producto en la funda de un CD o DVD forma parte del pasado. Como los sistemas operativos suelen venir preinstalados en los ordenadores portátiles y de escritorio nuevos, en principio ya no es necesario conocer la clave del producto para utilizarlos. No obstante, si quieres formatear el disco duro y reinstalar Windows 7 por motivos de rendimiento o debido al ataque de software malicioso, deberás introducir este número para volver a utilizar el sistema operativo.