Este abanico de posibilidades tienta a usar códigos QR incluso cuando no son necesarios. En estos casos, los usuarios pueden interpretar los códigos como una estrategia y no querer utilizarlos.
Además, un código QR debe colocarse en un lugar estático y tranquilo para que el gráfico se pueda leer. Un lugar en movimiento, como un vehículo, hace que el código no pueda escanearse y sea inservible.
Además, los códigos QR también pueden presentar riesgos de seguridad. En lugares públicos pueden ser manipulados, y cualquiera que los escanee puede ser dirigido a un URL fraudulento. A simple vista, es difícil saber si un código ha sido manipulado o no.
No todas las aplicaciones de código QR ofrecidas en el mercado aconsejan a los usuarios sobre qué webs no visitar. Es importante prestar atención a la página donde la aplicación quiere dirigirnos antes de confirmar la acción. Ten cuidado con los enlaces cortos como “bit.ly”, los cuales pueden ocultar el URL de destino. Intenta siempre juzgar por ti mismo si el código parece seguro o no.