Es imprescindible estar lo más actualizado posible para garantizar la seguridad informática en los hogares, en las empresas o en cualquier entorno. Además de herramientas especiales de ciberseguridad, también se puede recurrir a una gran selección de buenas prácticas (best practices), de consejos y de trucos que han demostrado su eficacia durante años.
El primer paso es tener un sistema actualizado. Tanto el sistema operativo como todas las aplicaciones deben tener la versión más actual, ya se trate de ordenadores de escritorio, de portátiles, de tablets o de smartphones, pues los programas anticuados son más susceptibles a los ataques.
A pesar de la creciente complejidad de las amenazas, los programas antivirus y los firewalls son elementos imprescindibles. Contar con las versiones más actuales puede ser una buena estrategia para evitar tanto los peligros cotidianos como los daños de gran envergadura. Un buen antivirus y un firewall bien configurado se convierten, así, en un fundamento sólido. Se debe tomar como referencia esta base sobre todo en el caso de las empresas o de los puestos de trabajo equipados con ordenadores.
No hay que perder de vista qué personas pueden acceder o editar ciertos datos, factor que se sitúa en el primer nivel de la lista de prioridades y que se iguala con el firewall y con el programa antivirus. Las empresas deben, por lo tanto, ser conscientes de la llamada ingeniería social. En el pasado hubo casos de criminales que se hicieron con numerosos datos de grandes empresas haciéndose pasar por trabajadores del departamento de informática que necesitaban los datos de registro de otros trabajadores para realizar sus tareas.
En esto, es imprescindible advertir a los trabajadores de este tipo de peligros y aumentar su audacia por medio de cursos de formación para que hagan un tratamiento seguro de los datos. Estos cursos de formación pueden complementarse por medio de pautas o directrices que determinan la utilización de la red corporativa y los dispositivos conectados a ella.
Los logs suelen ser de utilidad para vigilar qué usuarios han estado activos y cuándo y para descubrir y hacer un seguimiento de las irregularidades en caso de caída.
A las empresas y a los organismos públicos se les recomienda que estén en todo momento a la orden del día en cuanto a la información y las directrices en lo que respecta a la optimización de la seguridad en Internet propia y que recurran a las bases que sienta la Estrategia de Ciberseguridad Nacional para evitar los riesgos y peligros que pueden provenir del ciberespacio. En el caso de los particulares, es recomendable que se informen de los portales pertinentes y del software de seguridad que ofrecen los fabricantes, a través de cuyas actualizaciones y parches se pueden asegurar e implementar las funciones de los programas.
De la información anteriormente expuesta se deduce que la seguridad informática no siempre es un tema sencillo. Independientemente del nivel de minuciosidad con el que se puedan implementar las medidas de seguridad en Internet y en otros sectores del entorno digital, siempre surgen brechas y debilidades de las que los atacantes se aprovechan. Asimismo, las energías criminales siempre están abiertas a nuevas perspectivas para poder sustraer o sabotear datos con métodos sofisticados.
En el peor de los casos, esto puede desembocar en daños económicos o personales considerables, aun cuando a veces pueda parecer inútil la lucha contra la delincuencia en Internet y en los ordenadores, es necesario adoptar las medidas necesarias para impedir ciberataques tanto en el ámbito laboral como en el privado. Y es que, en definitiva, nadie entregaría a unos ladrones las llaves de casa para que pudieran actuar a sus anchas.