La función es especialmente útil cuando se tienen que hacer ligeros ajustes en un texto. Sin embargo, muchos no se dan cuenta de que, a pesar de parecer muy simple y cómoda a primera vista, también implica muchos obstáculos. Por lo tanto, es muy importante que, antes de utilizar esta función, sepas el aspecto que debe tener el resultado. Supongamos, por ejemplo, que en un texto quieres modificar una frase que aparece a menudo: “Pulse el botón A y B”.
Si lo que quieres es sustituir la palabra “y” por “o”, debes copiar también el espacio antes y después de la palabra “y”. De lo contrario, estarás preprogramando un caos: en todos los lugares en los que Word encuentre la secuencia de caracteres “y”, la sustituirá sin piedad por “o”. Convertirá los “hay” en “hao”, los “hoy” en “hoo”, los “ayuda” en “aouda” y así sucesivamente. Lo problemático es que estas modificaciones no se identifican necesariamente al instante. Aunque es muy probable que el revisor ortográfico te las marque como palabras erróneas, nunca es del todo seguro.
De esta forma, la función “Buscar y reemplazar” en Word realmente realizará las sustituciones que hayas introducido sin tener ningún tipo de consideración por los posibles sinsentidos.
Si has advertido que “Buscar y reemplazar” no ha funcionado como querías, puedes retroceder un paso de forma muy fácil. Con la función de deshacer, retrocedes en un abrir y cerrar de ojos.