Preparar un presupuesto es una tarea que requiere tiempo y cierto esfuerzo y que quizás quieras compensar. Aunque puedas hacerlo legalmente, hay que tener cuidado a la hora de cobrar por un presupuesto, porque muchos clientes lo ven como un servicio básico, por lo que podrían rechazarlo solo por eso. No obstante, es legítimo exigir una compensación por él, puesto que en ocasiones requieren una planificación exhaustiva o unos cálculos muy detallados. Si, además, implica una gran parte del servicio en sí (p. ej., la búsqueda de fallos previa a la reparación del portátil) o requiere un desplazamiento (p. ej., en caso de electrodomésticos de línea blanca o marrón), cuentas con un sólido argumento de tu lado que justifica el precio del presupuesto. Aunque solo podrás hacerlo si antes lo has acordado por escrito con el cliente.
Establecer una cifra no es fácil, pero puedes orientarte por los gastos que te genera preparar un presupuesto: desplazamiento, mano de obra, material, teléfono, etc. Algunos sectores, como el de la reparación de electrodomésticos, calculan el coste de un presupuesto en función de la mano de obra, el tamaño del aparato a reparar y si requiere desplazamiento. Otra opción pasa por fijar un tanto por ciento. En cualquier caso, el importe del presupuesto solo se cobra si el cliente no lo acepta. Generalmente, los empresarios prometen descontar esta tasa de la factura final si el cliente firma el presupuesto y el proyecto se lleva a cabo.