Una gestoría administrativa permite a las empresas externalizar tareas de gestión fiscal, contable o laboral que, de lo contrario, exigirían disponer del personal y el presupuesto adecuado. Para las empresas pequeñas y los profesionales autónomos, contratar los servicios de un gestor supone un alivio significativo de la carga de trabajo y la seguridad de que no se marca la casilla equivocada. Dada la elevada cuantía de algunas sanciones, normalmente abonar una tarifa mensual para servicios de asesoría fiscal supone a la larga poder dedicarse al negocio con mayor libertad y tranquilidad.
Hoy en día, el mercado del gestor fiscal y contable se reparte entre las gestorías tradicionales y los servicios online, que están en situación de ofrecer unas tarifas mucho más competitivas por su menor gasto administrativo (local, instalaciones, etc.).
Estos son los servicios que abarca una gestoría administrativa:
- Trámites fiscales: cuentas del IRPF y resumen anual, declaraciones trimestrales del IVA y el resumen anual, gestión de retenciones y deducciones, etc.
- Trámites laborales: gestión de las nóminas de los empleados, previsión de gastos, tramitación de altas, bajas y contratos, asesoramiento en cuanto a las políticas laborales, despidos, etc.
- Tramitación de certificados de la Seguridad Social o de cotización.
- Trámites para la creación de empresas, bien externalizando todos los trámites burocráticos o en forma de asesoramiento; asimismo, también pueden realizar estudios de costes fiscales previos a la constitución de la entidad.
- Tramitación de subvenciones y ayudas y presentación a concursos.
- Soluciones de gestión de negocios: pueden incluir gestión contable, de nóminas, análisis fiscal, así como trámites administrativos ante organismos oficiales.
- Información sobre cambios en la normativa laboral y fiscal.
Son muchos los casos en que los particulares acuden a una gestoría para liquidar la declaración anual del IRPF y es que, aunque en el caso de los trabajadores por cuenta ajena un gestor a menudo se limita a revisar el borrador de la declaración y enviarla de vuelta a la AEAT, en otros casos puede haber otros matices que ciertamente infunden respeto al contribuyente de a pie. Siempre que se esté dispuesto a abonar los honorarios del profesional que se encargue de esta tarea, es perfectamente legítimo acudir a una gestoría administrativa incluso siendo un particular.