Al elegir un método de gestión de proyectos en particular, es necesario tener en cuenta varios factores:
Tipo de proyecto
¿Se trata de un proyecto de organización, de ayuda al desarrollo internacional, informático o de marketing? Dependiendo del tipo de proyecto de que se trate, participan en él otras partes interesadas que perseguirán objetivos diferentes. Así, el objetivo de marketing de una agencia de publicidad está determinado en gran medida también por el cliente para el que esta ha sido contratada. En cambio, un proyecto organizativo interno debe tener más en cuenta los deseos de los empleados y de los gerentes. En una obra de gran tamaño, por ejemplo, es necesario dar mayor prioridad a la gestión de riesgos que cuando se trabaja en desarrollar una aplicación.
Dimensión del proyecto
La duración de la ejecución de un proyecto y el número de personas involucradas influirán en su complejidad. Además, los grandes proyectos requieren una planificación mucho más pormenorizada a la que algunos métodos no llegan. Para fases de implementación que duran algunas semanas con un pequeño equipo de cinco empleados como máximo, estos métodos pueden ser ideales.
Fase del proyecto
A veces tiene sentido utilizar un método diferente para cada fase del proyecto. En el desarrollo de nuevos programas informáticos, por ejemplo, los métodos de creatividad son excelentes para la etapa inicial. Pero la fase de prueba posterior, así como la entrega y el marketing, plantean exigencias completamente diferentes a los empleados.
Sector
A los desarrolladores de software les gusta utilizar soluciones asistidas por ordenador para crear un plan de proyecto. De hecho, la mayoría cuenta con los conocimientos técnicos necesarios para ello. Sin embargo, los empleados de las organizaciones sin fines de lucro, por ejemplo, a menudo no tienen tantos conocimientos técnicos y pueden preferir representaciones diferentes a las de los expertos en tecnologías de la información. En los proyectos sociales, la evaluación continua también juega un papel importante, por lo que solo los métodos que permiten dicha evaluación son adecuados para estos proyectos.
Cultura corporativa
La cultura corporativa depende no solo de la industria, sino también del tamaño, la edad y la filosofía de la empresa. Las pequeñas empresas de nueva creación, por ejemplo, suelen preferir métodos ágiles, mientras que las empresas tradicionales suelen preferir la gestión de proyectos clásica con métodos más tradicionales. Un ambiente abierto, la voluntad de transparencia y la participación igualitaria en el equipo caracterizan a las empresas mejor asesoradas con enfoques ágiles. Estas promueven la responsabilidad personal, permiten la flexibilidad y tienen en cuenta la necesidad resultante de una mayor coordinación. Para las empresas que dependen de estructuras fijas, de una documentación completa y de una planificación detallada, los métodos clásicos suelen ser más aceptados.