Muchos empleados desean ser sus propios jefes, pues la posibilidad de gestionar las horas de trabajo y dejar de depender de las órdenes del jefe es, sin duda, tentadora. Además, a esto se suma la cuestión de que se trabaja en beneficio del propio bolsillo lo que hace aún más atractivo cambiar a un empleo por cuenta propia. Algunos, por otra parte, no optan por ser autónomos de forma voluntaria, sino que lo ven como la única manera de empezar a trabajar.
En cualquier caso, ambos grupos corren el riesgo de ser clasificados como falsos autónomos. Los empleadores ahorran en cotizaciones a la seguridad social y no están sujetos la legislación laboral si emplean trabajadores autónomos, pues el contrato entre ambas partes es mercantil. Si aprovechan las ventajas de esta relación mercantil, pero las características esenciales son las de una relación laboral dependiente, el legislador clasifica a estos trabajadores como falsos autónomos. Pero, ¿qué son los falsos autónomos?, ¿cómo se puede saber si estamos ante falsos autónomos o autónomos dependientes? Respondemos a estas preguntas en las siguientes secciones.