En los últimos años, el término inglés “feedback” se ha introducido con fuerza en el lenguaje empresarial español, en parte porque no es fácil encontrar un equivalente propio: palabras como valoración, crítica, opinión o retroalimentación no connotan exactamente lo mismo que feedback. En cualquier caso, se trata de dar a alguien una valoración acerca de su manera de trabajar o de realizar ciertos proyectos o tareas, en la que son importantes tanto los aspectos negativos como los positivos. El término feedback, por lo tanto, no debe entenderse en ningún caso como sinónimo de reprensión ni de sermón, ni incluir únicamente problemas y aspectos negativos.
El feedback puede influir decisivamente en el trabajo en equipo dentro de una empresa, ya que permite, por un lado, elogiar y reconocer mutuamente el trabajo realizado y, por otro, mejorar a través de la crítica constructiva la manera de trabajar de los individuos o incluso alentar la ambición del destinatario. Aquí debe hacerse énfasis en ser constructivo, ya que un buen feedback no debe dejar al receptor con mal sabor de boca, sino ayudarlo a mejorar positivamente.
El feedback es, por lo tanto, necesario para optimizar procesos en la empresa, pero también tiene un papel importante en la motivación personal de cada empleado. La mayoría de personas necesitan una valoración de vez en cuando para saber que su trabajo es apreciado. No hay nada más desmotivador que realizar tareas impecablemente durante meses y meses y recibir un toque de atención al mínimo error. Por eso, el feedback no debería limitarse a la reunión de personaluna vez al año, sino realizarse más a menudo. La finalización de un proyecto importante o la distribución de las tareas son buenas ocasiones para hacerlo, por ejemplo.
Si, durante una charla de feedback con un compañero o empleado, quieres criticar algo relativo a su comportamiento o manera de trabajar, no permitas que esta crítica tematice la conversación entera. Una buena estrategia sería, por ejemplo, aderezarla usando la técnica del sándwich, que introduce la crítica entre dos comentarios positivos. De esta forma, el empleado no se queda solo con los fallos, sino que ve cómo sus logros también son apreciados. De no hacerse así, es muy probable que el empleado en cuestión se sienta ofendido o frustrado. Si ni siquiera se mencionan las tareas bien realizadas, es difícil que la persona encuentre alicientes para seguir ofreciendo su mejor rendimiento, lo cual es desastroso para la motivación de los trabajadores.
En resumen, se trata de equilibrio y apreciación, dos conceptos que siempre hay que tener en mente a la hora de dar feedback.