No hay un formato definitivo para el análisis financiero. En principio, puedes configurarlo de la manera que más se adecúe a tu empresa. Sin embargo, para que el informe sea lo más significativo posible, se recomienda que contenga determinados datos y que se organice con una estructura adecuada. Resulta práctico orientar el diagnóstico basándote en las pérdidas y ganancias de tu negocio.
Los gastos incurridos por la empresa deben enumerarse. Si se resta esta cantidad al margen bruto, se obtiene el resultado de explotación; el resultado antes de la deducción de los intereses e impuestos.
Este proceso te dará una buena visión general de la situación económica de tu empresa. Sin embargo, para poder obtener más información de las cifras contenidas, vale la pena proporcionar detalles adicionales. Por un lado, es interesante ver cómo se desarrollan los valores. ¿Han aumentado o disminuido los gastos y las ventas en comparación con el mes anterior? Para ello, deberás agregar los valores de los meses o años anteriores a tu diagnóstico. Las cuotas también proporcionan información sobre la forma en que se obtienen los beneficios o los gastos, por ejemplo, qué proporción de la producción total tuvo que destinarse a gastos de personal. Si además se visualizan los valores y cuotas del año anterior por medio de diagramas, obtendremos una evaluación visual y fácilmente entendible de la evolución de nuestro negocio.