
Es bien sabido que una manera en la que los ciberdelincuentes pueden acceder ilícitamente a datos sensibles es identificar y aprovechar las brechas en los mecanismos de seguridad. Sin embargo, no siempre hace falta tener conocimientos informáticos para robar datos. Prueba de ello es el , una técnica que aprovecha el punto más débil de cualquier ordenador o mecanismo de seguridad: las personas.