
Con los microservicios se ha consolidado una relativamente nueva forma de estructurar aplicaciones de cierta complejidad. En lugar de basarlos en un largo y torpe código fuente, los programas se construyen a partir de muchos servicios autónomos. Esto conlleva una reestructuración de los procesos de trabajo que se refleja en una gestión de proyectos más ágil. ¿Por qué es conveniente? Explicamos qué...